EMPRENDEDOR NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR.

Hoy tal vez sea un día cualquiera: niños al cole, cocidito puesto a fuego lento, mi compañero se ha ido a recepcionar una partida de jamones al Secadero de Jesús en Portugos, que nos hace “la maquila” a cambio de que nosotros le ayudemos en los procesos de recepción y salazón.

Una vuelta por el correo electrónico para responder algunas cuestiones y leída la prensa en Internet (la libertad de los marineros del Alakrana es la noticia del día).
He atiendo al veterinario en el secadero donde curamos los jamones, que me había solicitado que le realizará “unos papelillos” sobre el análisis y control de peligros y puntos críticos (más de dos semanas de trabajo a altas horas de la madrugada o pagar unos 300 euros a un veterinario profesional, lógicamente opción primera).
Como en Trevélez sólo se vende fruta en el mercado una vez a la semana he ido a hacer la compra y realizado unos pagos en la Caja de Ahorros.

Allí me he encontrado con una vecina de Trevelez, una anciana, viuda, de esas personas que han pasado una guerra civil, una dictadura, con cuatro o cinco hijos y que ahora miran la vida con una perspectiva que ya quisieran más de uno, yo por lo menos así lo he deseado mientras me decía que me tenía que tomar “la cosa” con más tranquilidad.
Y es que es muy difícil tener esa perspectiva con treinta y tres años y la etiqueta de “mujer emprendedora” pegada en la frente, ¡cómo para tomarme la vida con más tranquilidad! Si es que me hierve la sangre…..

Hace cinco años comenzamos nuestra aventura.
Nuestra historia comenzó justo cuando finalizó la del “Rey del Jamón”, del cual hablaremos en otra ocasión porque de lo que han contado en medios de comunicación sólo se han dicho verdades a medias. Se marchó y además de dejar a cientos de personas con cara de tontos y los bolsillos pelaos nos mandó al paro.

Yo encontré una opurtinidad en Guadalinfo y mi pareja decidió pedir el pago único por desempleo después de trabajar durante casi diez años en el mundo del jamón, para montar nuestra historia, que comenzó con una tiendecita y ahora elaboramos todos los jamones que somos capaces de comercializar gracias a alianzas estrategicas.

Han sido días, meses, muy difíciles.
Desde pensar en qué forma juridica le dabamos a nuestra idea hasta comprar la maquinaria necesaria y selecionar las personas dispuestas a embarcarse con nosotros, pasando por el endeudamiento en el banco arrastrando a nuestras familias.
No existe el asesoramiento público para emprendedores, o en su caso es tan sólo mediocre y no optimiza el tiempo ni los recursos, los incentivos fiscales son de risa, las subvenciones te cuestan más que el desembolso que te dan cuando llegan (sí es que llegan...), las entidades financieras no creen en proyectos sólo en numeros y avales, los modelos productivos existentes son rigidos y dependientes, los empresarios establecidos se creen dueños del mercado y sólo aspiran al enriquecimiento personal basado en politicas “que guapo soy y cuanto me quiero”, filosofias paternalistas y carentes de innovación.

Eso es lo que nosotros nos hemos encontrado. Ha sido un duro camino y además no ha hecho nada más que comenzar.
Emprender es mucho mas que poner un negocio, requiere de un compromiso con tus ilusiones, constancia, pasión, esfuerzo, dedicación y la elaboración de estrategias a largo plazo que te permitan vivir con dignidad, que es mucho más de como vivió la anciana otros tiempos, para ser capaz de ver esta crisis con perspectiva y tranquilidad.